lunes, 18 de enero de 2010
Hacinados en galerones, 200 peones que reparan fallas eléctricas en el DF
La CFE dejó a cargo de 8 firmas privadas la garantía del suministro en tres delegaciones.
Les pagan entre mil y 1,500 pesos semanales; pocos pueden ir a su lugar de origen a ver a su familia
Gustavo Castillo García
Periódico La Jornada
Domingo 17 de enero de 2010, p. 3
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha dejado a cargo de ocho empresas privadas –cuyas sedes están en los estados de Guanajuato, Querétaro y Colima– la garantía del suministro eléctrico de las delegaciones Coyoacán, Benito Juárez e Iztapalapa.
A su vez, desde la liquidación de Luz y Fuerza del Centro –en octubre de 2009–, dichas firmas contrataron aproximadamente a 200 personas para que laboraran como peones en la ciudad de México; las instalaron en un improvisado campamento en el que duermen una junta a la otra en decenas de camastros; asimismo, lavan y tienden su ropa en la zona de dormitorio y, para bañarse, la mayoría de los obreros únicamente cuenta con agua fría en seis regaderas móviles, que fueron rentadas junto con una decena de sanitarios igualmente móviles.
Esta especie de oficina de carácter operacional y administrativo que instaló la CFE para sus empleados y representantes de las empresas privadas se localiza en el número 1086 de la avenida Andrés Molina Enríquez, en la delegación Iztapalapa.
Policías federales y capitalinos vigilan las instalaciones
El inmueble cuenta con tres zonas: un acceso que es custodiado por elementos de la Policía Preventiva del Distrito Federal y personal de la Policía Federal; el área de mantenimiento automotriz, que en realidad funciona como comedor, con 10 tablones y sillería para servir desayunos, comidas y cenas a los trabajadores de las industrias privadas, espacio en el que también se habilitó una bodega, y en el primer nivel un área de dormitorio, que es la única donde hay una regadera con agua caliente.
El patio separa el acceso y la zona donde duermen la mayoría de los trabajadores. El dormitorio es una larga galera que mide unos 10 metros de frente por 20 o más de fondo. Tres filas de camastros colocados uno junto al otro a lo largo y ancho de la construcción conforman la zona de descanso.
El dormitorio sólo cuenta con paredes laterales; la entrada está cubiera con lonas que van de piso a techo, en un intento por proteger a los peones de las corrientes de aire frío que azotan en estos meses la capital mexicana.
Tras las lonas de color verde hay un televisor, y arriba, en los barandales y tubos del siguiente piso, los trabajadores cuelgan la ropa que lavan y sus toallas mojadas.
Algunos duermen en el día: son los que hicieron trabajo nocturno resolviendo los reportes de emergencias.
La mayoría inicia sus labores alrededor de las 7:30 horas. Antes, algunos se atreven a bañarse con agua fría, otros más sólo se cambian de ropa y comienzan a formarse en la entrada del inmueble para el desayuno.
El dormitorio está dividido en dos áreas, donde la segunda está construida sólo con lonas.
Las zonas de descanso no son visibles a simple vista. Antes de traspasar las lonas verdes se instalaron escritorios que son utilizados para actividades administrativas de la CFE y las empresas, y así se disimula el hacinamiento en que viven los trabajadores.
Los agentes federales que custodian el sitio tienen una oficina en la parte superior de la galera donde se ubica el dormitorio, y desde allí vigilan que no pase nadie ajeno a las empresas, los trabajadores o la CFE.
Sin embargo, la custodia es rebasada cuando algunos usuarios de las delegaciones acuden a pedir que les reinstalen el servicio de energía.
Los trabajadores traídos desde Hidalgo, Querétaro y Guanajuato desayunan cereal, huevos, tortillas, salsa, café o leche. Por la tarde, las cocineras contratadas sirven sopa aguada o fría; guisado de carne de res o puerco, agua y tortillas. Por la noche cenan cereal y café.
El fin de semana, algunos visitan a sus familias y llevan el salario ganado, que es de entre mil y mil 500 pesos a la semana, según informaron algunos de ellos. Sin embargo, la mayoría se queda en las instalaciones, pues el viaje a sus lugares de origen les costaría entre 500 y 700 pesos.
Cada día, desde las 6 de la tarde, el camellón que divide dos sentidos de la avenida Andrés Molina Enríquez, desde la calle Emilio Carranza hasta el Eje 7, Municipio Libre, se llena de camiones de las empresas Proyectos Eléctricos Ramírez, Hursa y Melqro, Construléctrica Mexicana, Coelse y Jusamo, Construcciones Eléctricas Torres y Cebsa.
Las compañías contratadas por la CFE aseguran en sus páginas electrónicas que proporcionan servicios de construcción e ingeniería electromecánica, en lo que concierne a proyectos de obra eléctrica, instalación, mantenimiento y venta de materiales del ramo.
La mayor parte de estas firmas tiene su sede en los estados de Guanajuato y Querétaro; soló Construcciones Eléctricas Torres está asentada en Colima.
Hursa y Melqro indican en sus páginas web que fabrican postes de concreto, registros, pozos y torres, y realizan todo tipo de instalación de acuerdo con lo requerido por CFE; afirman que su principal cliente es la paraestatal.
Construléctrica Mexicana se dedica a la venta de bienes y servicios en instalaciones de alta y baja tensión en proyectos de alumbrado público, sistemas de tierras, sistemas de pararrayos, subestaciones, plantas de emergencia y líneas subterráneas de alta y baja tensión.
Ofrecen productos de concreto, transformadores, subestaciones, elementos para redes subterráneas y material eléctrico de alta calidad.
De acuerdo con la información obtenida, el inmueble fue rentado por la CFE hasta marzo próximo. Mientras tanto, los peones seguirán en sus camastros y algunos choferes de los camiones dormirán en sus unidades tapados con una cobija.
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